El Museo recibió donación de un tren a escala realizado por Carlos Rúben Fernández

La pieza fue donada por Florencia Pivel, nieta de Carlos Rúben Fernández quien fue el autor de la misma. La donante es además nieta del Prof. Juan E. Pivel Devoto, reconocido intelectual, historiador y político, director de nuestro museo entre 1940 y 1982.

Vagón color simil madera, parte del conjunto ferrioviario a escala

Este objeto curioso es, según tradición oral de la familia, una réplica a escala del tren en el que se firmó el 11 de noviembre de 1918 el armisticio entre los Aliados y el Imperio Alemán, poniendo fin a los conflictos bélicos en el frente occidental, en el marco de la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial). La elección de un vagón como sitio para acordar el cese del fuego, fue hecha por el Mariscal Foch, comandante en jefe de los ejércitos Aliados. El armisticio ponía duras condiciones para los alemanes, como la retirada de estos hasta el otro lado del río Rhin, así como la entrega de toda la flota de guerra y el armamento.

"Southern - Pacific" nombre de una de las piezas de la colección

Este episodio fue un acontecimiento muy singular y significativo, pasando a la posteridad como el momento concreto del triunfo de un grupo beligerante sobre otro. Este aspecto se reflejó en los diversos festejos que se llevaron adelante por los triunfadores de la guerra, donde el “vagón del armisticio” fue tomando connotaciones cada vez más simbólicas en los recuerdos del enfrentamiento.

La réplica que recibimos fue hecha a mano en nuestro país por  Carlos Rúben Fernández. El mismo tuvo múltiples intereses. En una de las entrevistas realizadas por la prensa, el propio Fernández señalaba “soy técnico en electrónica, estudié física, química y matemáticas, fui piloto militar y abandoné. Estudié medicina […] fui arquero de 1ª de Defensor en el año ´28 en los tiempos de Píriz y Paulassa, hice alguna otra cosa que ahora ya no recuerdo”.

Detalle de locomotora construida por Carlos Rúben Fernández en la década de 1980

Además de estas diversas actividades, practicó el buceo durante más de 30 años, fue estudioso de las especies submarinas, un “biólogo autodidacta, formado `in situ´”, como señala una de las tantas entrevistas periodísticas que se le realizaron; aficionado a la vida marítima y amplio conocedor de las costas de Piriápolis, donde se radicó durante muchos años. Se dedicó a difundir sus conocimientos a través de los medios de prensa local, a la vez que desarrolló múltiples acciones sociales con las instituciones de la sociedad de Piriápolis brindando conocimientos, pero también poniendo sus destrezas técnicas al servicio de las mismas.

Entre sus múltiples destrezas, Fernández desarrolló una importante labor artesanal, realizando muchas reproducciones a escala de diferentes medios de transporte como por ejemplo un auto de carrera, un zeppelin “de un metro  y medio de largo relleno con globos inflados con hidrógeno”, un submarino que medía casi dos metros, un avión y más de un tren.

Vagón de color verde fabricado con difentes materiales, imitando fielmente las texturas de la maquinaria original

La pieza donada fue confeccionada en la década de 1980. La misma se compone de una locomotora y cuatro vagones fabricados en diversos materiales como hierro, madera, plástico, entre otros. Además de destacar los minuciosos detalles en la maquinaria referente a la locomotora, resulta de interés el cuidado y detenimiento con que se atendió el montaje de los vagones. El que corresponde precisamente al de la firma del armisticio, posee en miniatura mesas, sillas, cortinas y hasta el baño del salón comedor.

Detalle de interior mirado desde una ventana de uno de los vagones a escala

Recibimos esta nueva pieza con gran interés para su custodia y conservación, por ser testimonio de una forma de trabajo artesanal, de un tipo de coleccionismo singular y una novedad en el acervo de las colecciones del Museo Histórico Nacional.