La variada colección del Museo Histórico Nacional, integrada entre otras por pinturas, iconografía, fotografías, textiles, mobiliario, vajilla, armamento y numismática, es el resultado de una larga historia y un proceso complejo donde muchas mujeres ocuparon un papel crucial.

En este sentido, como ha señalado la historiadora argentina María Elida Blasco en relación a la historia del Museo Histórico Colonial de la Provincia de Buenos Aires (Luján), una investigación actual de las colecciones y los museos debería “tener presente el rol de las mujeres como donantes y benefactoras”(1). En esa línea el protagonismo de las mujeres, para el caso del Museo Histórico de nuestro país, destaca por su promoción de la institución, en las múltiples donaciones realizadas a lo largo del tiempo y en el papel de intermediarias y garantes de cumplir con la voluntad de legar esos bienes.

En los orígenes de la institución una “Comisión de Damas” dirigida por Bernardina Muñoz de De María e integrada por otras mujeres del patriciado local o con vínculos de amistad o filiales con la élite política e intelectual, promovió la exposición con motivo del aniversario de la independencia el 25 de agosto de 1900, propuesta del Dr. Joaquín de Salterain. La comisión que tuvo un papel central en la concreción del objetivo contó además con la participación de Ángela Fernández, esposa del Presidente Juan Lindolfo Cuestas. Tiempo más tarde, sus hijas Ángela y Cecilia, en una carta dirigida al Director del Museo Luis Carve, fechada el 1 de abril de 1921, hicieron efectiva la donación de un retrato de su madre destacando su quehacer, donde puntualizaban: “Nos permitimos enviar [...] el retrato al óleo de nuestra madre [...] que fue [una de las] fundadoras del Museo Histórico Nacional del 25 de agosto de 1900…”(2) El óleo fue realizado por el artista Enrique Leijone. En él se aprecia el vínculo marital entre Ángela Fernández y Juan Lindolfo Cuestas a través de la miniatura que esta luce en su pecho.

La Comisión solicitó donaciones y préstamos de objetos históricos en la capital y el interior del país para la exposición. Entre ellos se destaca el uniforme que vestía Máximo Santos cuando fue herido por Gregorio Ortiz el 17 de agosto de 1886. Este traje de gala fue entregado en calidad de préstamo por su viuda Teresa Mascaró, y posteriormente fue donado en una caja de cedro y cristal por su hija Teresa en 1927.

En ocasiones la donación de piezas provenientes de un difunto de relevancia pública e histórica significó para muchas mujeres un modo de resolver el “qué hacer” con las cosas de los maridos o hijos fallecidos, además de ser ejemplo de una acción caritativa tradicionalmente asociada a las actividades femeninas de la élite. Al mismo tiempo, estas mujeres se volvían guardianas de la memoria familiar, al fallecer el “pater familia”, y transformaban el carácter de esas piezas a través del donativo. La finalidad  de la conservación-exposición por parte del Museo permitió con esa operación que los objetos adquiriesen una nueva entidad, un carácter monumental, evocativo, patrimonial e ilustrativo de una memoria transformada en histórica, colectiva y nacional.

Estos aspectos se advierten con claridad en las gestiones de intermediación y donación realizadas por Norma Odicini de la Sagra. En carta del 25 de marzo de 1931, escrita por Liborio Echeverría, junto a su esposa Margarita Castellanos, informan que “La Señorita Norma Odicini de la Sagra portadora de la [colección etnográfica de José María Castellanos] y en nuestra representación, confirmará verbalmente a ud. nuestro deseo y se pondrá de acuerdo con ud. para la entrega bajo inventario de dicha colección”(3). Imposibilitados los donantes de realizar la entrega personalmente por vivir en Bruselas, encargan esa misión a Odicini.

Veinte años más tarde por intermedio del Arquitecto Alberto Muñoz del Campo, por voluntad de Odicini se realiza donativo de dos retratos de su familia. En esta oportunidad se trata del retrato al óleo de Amadeo Gras titulado “Don Joaquín de la Sagra y Periz y su hija Ramona de la Sagra”, y el retrato al óleo de “Doña Ramona de la Sagra de Odicini”, obra de Juan Manuel Blanes.

La mencionada donación fue comentada en la prensa. Es así que “El Bien Público” en nota del 4 de agosto de 1955, bajo el título “Valiosa donación fue hecha al Museo Histórico Nacional”, refiere a los vínculos genealógicos entre los retratados y la donante: “Su hija la Srta Norma Odicini de la Sagra dispuso que a su muerte ambas obras fueran entregadas al MHN, disposición a la que dio cumplimiento días pasados el Arquitecto Alberto Muñoz del Campo. Los óleos a que hacemos referencias serán destinados a las salas del Museo en la que se evoca la tradición social del país, en la que se exhiben otras obras de análogo carácter” (4).

En esta oportunidad, con esta pequeña nota recordamos el rol de algunos mujeres vinculado al acrecentamiento de las colecciones del Museo Histórico Nacional. En otras publicaciones resaltaremos los trabajos realizados por artistas mujeres, funcionarias del Museo e investigadoras que participaron activamente en la Institución. En este 8 de marzo nombramos algunas pero a lo largo del mes aparecerán otras voces femeninas dando la nota de “ellas en el Museo”.

Texto realizado por la Prof. Laura Irigoyen

BLASCO, María Elida. El Museo Histórico y Colonial de la Provincia de Buenos Aires (Luján), 1918-1938. Serie las Tesis del Ravignani, n°6, Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravigniani”, UBA-CONICET, noviembre de 2009, en http://www.ravignanidigital.com.ar/tms/series/tesis_ravig/ltr-006-tesis-blasco-2009.pdf, p. 164.
MHN, Archivo Departamento de Antecedentes e Inventario. Carta de Ángela y Cecilia Cuestas al Director del MHN Luis Carve, Montevideo 01/04/1921, CAI 148.
MHN, Archivo Departamento de Antecedentes e Inventario. Carta de Liborio Echeverría y Margarita Castellanos al Director del MHN Daniel Martínez Vigil, Montevideo 21/10/1931, CAI 792
MHN, Archivo Departamento de Antecedentes e Inventario. Recorte de prensa, “El Bien Público”, 04/08/1955, CAI 2450