Una piedra y el recuerdo de un viaje…

o de cómo pequeños objetos se pueden vincular con grandes acontecimientos de nuestra historia.

Piedra con inscripción manuscrita perteneciente al Teniente Coronel Antonio Ginori1
6,3 x 3,8 x 2,2 cm
Colectada en 1884
MHN carpeta 2247 "Archivo y diversos objetos que pertenecieron al Coronel Antonio Ginori".
Antecedente carpeta 2246. Donación Familia Ginori-Fraga (noviembre 26 de 1948).

Introducción

Inventariando el contenido de algunas cajas con acervo en el taller del museo, nos encontramos hace un tiempo con una pequeña piedra de color gris azulado oscuro. Lleva en una de sus caras la etiqueta correspondiente con los datos de inventario. De ella se desprende que formó parte de una donación ingresada en 1948 junto a un gran número de objetos, pertenecientes al Teniente Coronel Antonio Ginori: prendas de uniformes militares de gala, charreteras, espolines, fajas rematadas por borlas con el escudo nacional bordado en realce, banderas y cintas conmemorativas. Años después de su muerte, sus descendientes decidieron entregar sus pertenencias al Museo Histórico Nacional. Lo que en realidad donaron no fueron objetos, sino huellas de su existencia, testimonios materiales de  vivencias y experiencias, de un derrotero vital. Y entre ellas, esta roca, que podemos incluir entre los objetos que tuvieron significación únicamente para su propietario. Pero los datos que Antonio Ginori consignó en la etiqueta manuscrita pegada en la piedra, vinculan este objeto, a primera vista totalmente nimio, con un acontecimiento importante en la historia de la marina uruguaya: “Recuerdo del viaje a Maldonado el día 10 de Agosto del año de 1884, cuando se estrenó la cañonera Gral. Rivera.”


La etiqueta una vez retirada de la piedra para su tratamiento y posterior reintegración a la misma.

Y aquí comienza la historia. Porque, afortunadamente, aquellas cosas que pasan a enriquecer los acervos de museos, archivos y bibliotecas, permanecen y permiten a los investigadores desvelar sus secretos, abrir pequeñas ventanas a los acontecimientos del país y a la biografía de sus protagonistas, y de esta forma se integran en una nueva memoria, ya no individual o familiar, sino colectiva.

Nuestro protagonista, Antonio Ginori

Aunque no lo sepan, los lectores de estas páginas que hayan visitado en Montevideo el Museo Blanes han visto al Teniente Coronel Antonio Ginori, ya que está retratado en una de las grandes y célebres telas pintadas por Juan Manuel Blanes, titulada “La Revista de Santos” o “La Revista de 1885.” Alberto del Pino en un artículo sobre esta pintura escribió:

El motivo de este cuadro, de enormes proporciones, fue el deseo de un grupo de amigos del general-presidente, de obsequiarle a éste, al término de su mandato presidencial, un cuadro que representara su imagen ecuestre junto al Ministro de Guerra, Generales y jefes militares del período. Según el Coronel Oscar Olave, la idea surgió de una iniciativa del General Máximo Tajes y del Coronel Eduardo T. Olave, los cuales convocaron a una reunión de los jefes que habían formado en la Parada del 25 de Agosto de 1884 para plasmar en una tela el recuerdo de la mencionada jornada2.


Juan Manuel Blanes, “La Revista de 1885”, Montevideo, Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes. La flecha señala al Teniente Coronel Antonio Ginori.

El artista realizó la pintura entre 1885 y 1886 y su costo ascendió a  10.000 pesos, una cifra muy elevada entonces. Finalizada, fue expuesta en el Teatro Solís y luego llevada al Palacio Santos, siendo adquirida finalmente por el Municipio de Montevideo en 1928 y destinada al Museo Municipal de Bellas Artes Juan Manuel Blanes, donde todavía se exhibe.

En su artículo, del Pino detalla a los personajes que aparecen retratados en la tela y proporciona sus perfiles biográficos. De allí consignamos que Antonio Ginori nació en 1850 e inició su carrera militar integrando el batallón de Guardias Nacionales Nº 1 de Montevideo en 1868, con tan solo dieciocho años. Más adelante, en el Regimiento de Artillería, combatió contra la revolución de “las lanzas” (1870-1872), liderada por Timoteo Aparicio, y contra la Revolución Tricolor (1875). En 1882 fue designado jefe de Artillería de Plaza, comandando la fortaleza “General Artigas”, conocida popularmente como la “Fortaleza del Cerro”. Teniente Coronel en 1883 y  Coronel en 1886, asistió como ayudante al Teniente General Máximo Tajes durante la guerra civil de 1897, y en 1898 fue designado jefe del Parque Nacional. Falleció en Montevideo en 1935.


Banda de moaré con los colores nacionales que lleva bordada en hilos metálicos la inscripción “Fortaleza Gral. Artigas”. Se encuentra entre las pertenencias de Antonio Ginori donadas al Museo Histórico Nacional.


La fortaleza “General Artigas” en una postal antigua.

Del Pino también detalla el uniforme que viste Ginori, y lo hace a partir de la pintura, consignando que el mismo no estaba determinado en el Reglamento de uniformes, divisas e insignias, de 1881:

Ginori, viste el uniforme de jefe de Artillería de Plaza... Se compone de casaquilla azul oscuro, vivos rojos, granadas en el collarín, un galón con serreta dorado en el collarín y dos en las bocamangas, charreteras doradas, guantes blancos, pantalón azul sajón con franja dorada, faja de seda rojo punzó con borlas doradas y botas de charol de montar, chacó azul con guarniciones, carrilleras y galoncillos en oro, cañones cruzados y penacho rojo punzó3.

Los retratados en el cuadro posaron previamente para la cámara fotográfica, y estas imágenes fueron utilizadas por Blanes para pasar a la tela sus rasgos y constitución física4. Tratándose de retratos ecuestres y contando con la dificultad de mantener quieto al caballo durante el tiempo requerido por el artista, se emplearon monturas sobre caballetes. El elevado número de personajes también puede haber influido en que al artista le resultara más fácil recurrir a las fotos que coordinar con cada uno de ellos las sesiones para posar.


El Teniente Coronel Antonio Ginori pintado por Blanes en “La Revista de 1885” y fotografía utilizada por el artista, en la cual Ginori posa sobre el maniquí que simula un caballo.


Piezas de uniformes pertenecientes a Antonio Ginori: casaquilla (arriba, izquierda), penacho (arriba, derecha) y faja con borlas entorchadas, decoradas con el escudo nacional (abajo).

El viaje de Antonio Ginori

Ahora que conocemos al personaje, veamos cómo se relaciona la piedra que recogió en la excursión a Maldonado con un acontecimiento destacado en la historia de la marina nacional. Haber empleado tiempo en preparar la etiqueta con la inscripción y pegarla sobre el fragmento de roca indica que, para él, se trató de un hecho relevante, y el objeto se convirtió en un disparador del recuerdo.

A fines de 1878, durante el gobierno de facto del Coronel Lorenzo Latorre (1876-1879), se fundó la “Escuela de Artes y Oficios”, un establecimiento para la enseñanza de diversas técnicas, pero con un carácter correctivo, a la cual se enviaba a jóvenes “rebeldes” o “indomables”,  contribuyendo a “civilizar” a esa fracción de la población, a disciplinarla, de acuerdo al estudio de la sensibilidad realizado por el historiador José Pedro Barrán5. Más allá de esta faceta, el establecimiento se vinculó a la idea imperante en el siglo XIX del progreso a través de la capacitación en distintos oficios, que permitieran encontrar medios de vida a la población y fomentar la independencia nacional, fabricando en plaza lo que regularmente se importaba de la Europa industrial.

La Escuela, cuyo origen se encuentra en el “Taller de la Maestranza” se trasladó en 1880 a un nuevo edificio, construido en la esquina de 18 de Julio y Eduardo Acevedo, donde posteriormente se levantó la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.


Sede de la Escuela de Artes y Oficios sobre la calle 18 de Julio. Litografía de la misma escuela publicada en Ilustración Uruguaya.

Pero además de litografía, dibujo, encuadernación, escultura y modelado, herrería, talabartería, etc., la Escuela dio verdaderos pasos de gigante, al proponerse construir incluso navíos. La institución afianzó su organización al ejercer la dirección desde 1880 el Capitán Juan Tomás Bélinzon (1849-1889)6, y contó con el firme apoyo del presidente Máximo Santos. Fue entonces que se contrataron profesores en Europa y se realizaron obras de alta calidad técnica.

La cañonera General Rivera fue construida durante el gobierno de Santos (1880-1886). En el proceso de crecimiento y afirmación del poder estatal y modernización del ejército, los gobiernos del denominado “militarismo” incluyeron la adquisición de una serie de cañoneras para la Armada Nacional, bautizadas con los nombres de tres próceres, “General Artigas” (construida en un astillero en Trieste, en 1884), “General Suárez” (construida en Francia y adquirida en el Plata en 1886) y “General Rivera” (construida en Montevideo y botada en 1884), destinadas a la navegación del Río de la Plata y el río Uruguay. Dirigieron la construcción  de la última el ingeniero Jorge West y el maestro carpintero Antonio Valera, trabajando en ella los alumnos de la Escuela7. Se utilizó madera de Algarrobo, Urunday y Viraró. Se tomó como modelo al vapor norteamericano “Fortuna”, aumentando sus dimensiones. En la popa se instaló un busto del General Fructuoso Rivera en uniforme de gala, modelado y fundido en bronce en los talleres de la Escuela8.

 


El capitán Juan Tomás Bélinzon (señalado por la flecha), en el centro, y el plantel docente de la Escuela de Artes y Oficios. Del álbum de fotografías tomadas por los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios entre los años 1882 y 1883. Montevideo, Biblioteca Nacional.

Previamente, en el año 1882, en la Escuela se había construido otro navío de menor porte, llamado simbólicamente “Paz y trabajo”, que podemos considerar el ensayo que generó la confianza necesaria para emprender el proyecto de la cañonera “General Rivera”, mucho más ambicioso.

 


El barco “Paz y Trabajo”. Del álbum de fotografías tomadas por los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios entre los años 1882 y 1883, Montevideo, Biblioteca Nacional.

 

En la construcción de la cañonera participaron diversos talleres de la Escuela:

Taller mecánico, director Jorge West.

Taller de herrería, Maestro José Lagomarsino.

Taller de fundición, Maestro Luis Berdún.

Taller de modelado, Profesor Gaetano Bessio.

Taller de carpintería, Maestro Antonio Valera9.


Jorge Bayley, quien fuera capitán de la cañonera desde diciembre de 1884, describió sus características algunos años más tarde en su libro Apuntes y recuerdos marítimos de fin de siglo:


Cañonera General Rivera. Construida en la Escuela de Artes y Oficios y botada al agua el año de 1884.

Eslora, 35´50m.-Manga, 6´65m.-Puntal, 4´30m.

Calado medio, 3´30m.

Desplazamiento, 241´47 toneladas.

Máquina, 250 caballos nominales

Velocidad media, 9 millas.

Aparejo, goleta.

Armamento: 4 cañones Krupp de 7´5 cts., modelo de 1886; 1 ametralladora Nordenfelt de 25mm.; 40 fusiles Rémington y 20 carabinas del mismo sistema.

Tripulación

Jefes y oficiales………..…6

Oficiales auxiliares…..…5

Maestranza………….….. 8

Aspirantes……………..…. 2

Personal de máquina… 6

Marineros……………..…. 39

Total de plazas…………. 5710

 


Fotografía antigua de la cañonera “General Rivera”.


Tres momentos del recorrido de la cañonera “General Rivera”: por 18 de Julio a la altura de Constituyente, por plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno y por Sarandí, habiendo dejado atrás el edificio del antiguo Cabildo.

La “General Rivera” fue trasladada por tierra desde la sede de la Escuela de Artes y Oficios, donde había sido armada, a lo largo de 18 de Julio, la plaza Independencia y la calle Sarandí hasta el puerto. Tenía 35,5 metros de eslora y su peso era de 241 toneladas, lo que generó gran admiración y expectativa en la población por las dificultades que suponía la tarea de arrastre a lo largo de las calles. De acuerdo a José María Fernández Saldaña, el recorrido por el centro y la ciudad vieja duró más de dos semanas, participando en la tarea las tropas del ejército11. Como siempre sucede se alzaron voces en contra. En Ilustración Uruguaya, revista ilustrada de la Escuela, se publicaron litografías a dos páginas sobre el traslado de la cañonera, y en el artículo correspondiente se dice:

Hay opiniones que critican la idea de haber construido ese buque tan lejos de un varadero a propósito para botarlo al agua.

Nosotros, y con nosotros la opinión general, que ha visto en este hecho una idea de más trascendencia moral que la que el sentido absolutamente práctico de las cosas entraña, la aplaudimos de todo corazón, pues con él se ha demostrado que la voluntad y la perseverancia, no son dotes ajenas a nuestro carácter, al mismo tiempo que se ha hecho ostensible ante el pueblo todo de Montevideo, cómo estas calidades unidas a los conocimientos verdaderos de los medios mecánicos usados en el transporte de grandes pesos, están muy por encima de las mariscaladas pretensiosas de los críticos ignorantes que no saben sino pronosticar desgracias y diagnosticar calamidades12.

Mientras estuvo en actividad, esta cañonera realizó varias operaciones de rescate en el Río de la Plata, y cubrió un área que fue desde Río de Janeiro al Estrecho de Magallanes, este último, osado viaje del cual han quedado interesantes testimonios, que no detallamos aquí.

Pero en los inicios de su actividad, el 12 de junio de 1884, al ser puesta en el agua, se realizó la primera prueba de navegación con el buque, y visto que no se presentó ningún inconveniente, el 10 de Agosto se emprendió el segundo viaje de prueba, que fue considerado de carácter oficial. En esta oportunidad navegó hasta el departamento de Maldonado, lo cual era también una aventura, dado lo peligroso de las aguas del Plata, los bancos de arena y rocas emergentes y la bruma que se levantaba en la estación invernal. Fue en este viaje inaugural en el que participó Ginori, y en el cual recogió la piedra que inspiró la redacción de estas páginas. Contamos con un detallado relato de esta aventura debido a Carlos Olivieri, que resumimos:

El día 10 de Agosto de 1884, a las 6 horas de la mañana, el vaporcito “Rayo” de la Capitanía de Puertos, que venía a las órdenes del Sub Teniente de marina Juan Escabini… condujo a bordo de la flamante cañonera a los invitados oficiales, que presenciarían las pruebas de la “Rivera” en su viaje hasta el puerto de Maldonado.

Componían el grupo de estas personas, los coroneles Pedro de León, Jefe de la Artillería, Cipriano Abreu, Jefe del 1º de Cazadores, Comandante Juan Bélinzon, Director de la Escuela de Artes y Oficios, J. [A] Ginori, el Sargento Mayor Puentes y los señores Dr. Azarola Gil, Dionisio Ramos Montero, Rinoso, Arribillaga, Profesores de la Escuela Ingenieros Mecánicos West y Babasi, y Antonio Valera, también maestro del Establecimiento y constructor del casco, y varios representantes de la prensa capitalina.

Largada la amarrazón, a las 6h 45´navegando a media fuerza de máquinas se pasó entre los buques fondeados en el puerto, doblando la Punta de San José a las 7h, con mar calmo y viento suave del Norte, libre ya la punta nombrada, se hizo rumbo a la isla de Flores, aprovechándose este trayecto para hacer ejercicios de fuego con la culebrina de 6 onzas con un alcance de 3200 varas. También se hicieron algunos disparos con la ametralladora Nordenfeldt de cuatro caños y calibre 25mm.

Al pasar la “Rivera” al través de la isla de Flores, se tocó pito y se hizo una salva de 21 cañonazos, que fue contestada tiro por tiro por el vapor de guerra “Fé” que, al mando del Capitán Bayley, hallábase fondeado en aquel punto, a inmediaciones del vapor Francés “Provence”, el que con 409 pasajeros cumplía la cuarentena impuesta por las Autoridades Sanitarias, pues a su salida de Marsella, ciudad Gala, había una epidemia de cólera.

Mientras tanto, los pasajeros de la “Rivera”, se aprestaron a almorzar en mesa tendida en cubierta a popa, protegidos por el toldo y cenefas que al efecto se habían armado en ambas bandas.

Hechos ya los honores a un buen almuerzo, llegó el momento de los brindis, haciendo uso de la palabra en primer término Arrivillaga [sic], Ramos Montero, Azarola y Jacinto Reyes, quien mocionó para que el Dr. Azarola redactara un documento que firmarían todos los excursionistas, que sería enviado al Presidente de la República, quedando una copia en la cámara del buque.

A mayor abundamiento, transcribo este curioso documento, que refleja en sus términos el entusiasmo de la hora, que había producido en el país, y en la Escuela de Artes y Oficios la construcción de la Cañonera “General Rivera”, como uno de los acontecimientos de mayor trascendencia realizado por el Gobierno de la época.

“El día 10 de Agosto de 1884, navegando los ciudadanos que suscriben hacia la ciudad de Maldonado, en viaje de prueba de la Cañonera Nacional “General Rivera”, e interpretando en este acto los sentimientos del Señor Presidente de la República, resolvieron labrar la presente acta para dejar en ella constancia que el primer cañonazo disparado a bordo de la nave con triunfal saludo a la bandera de la patria, sintetizaba y condensaba en sus ecos la idea y el propósito manifestado en su brindis el Teniente Coronel Juan Bélinzon, Director de la Escuela de Artes y Oficios de cuyos talleres surgió la cañonera, para que aquel simbolice el progreso de la Nación, la unión de los Orientales y la libertad y el trabajo de todos sus habitantes.

[…]

Los cerros de Pan de Azúcar, Ánimas y el Inglés se avistan a las 12h 30´ y al doblar Punta Ballena largose el engalanado del buque ya próximo a entrar a la bahía de Maldonado. Debido a la bruma que había acompañado al buque en la navegación, la visibilidad era escasa.

A las 2h p. m. se fondeó a inmediaciones del muelle de las Delicias, se arrió un bote y en él fueron a tierra varios de los pasajeros que componían la comitiva que navegaba en la “Rivera”.

En la punta del muelle los esperaba el Coronel Costa, Capitán de puertos de Maldonado, en cuyas manos se puso el siguiente telegrama para ser remitido a Montevideo, vía Maldonado.

“Maldonado 2h 30m a S. E. el Presidente de la República. Después de un viaje rápido y feliz, hemos desembarcado en este puerto, nada ha dejado que desear el ejercicio hecho con la artillería y la ametralladora. En todos los brindis ha habido un recuerdo para V.E. El acta labrada con motivo de este viaje de prueba, mañana una comisión designada por los viajeros depositarán en manos de V. E. Viajeros y tripulantes felicitan a V.E.”

El viaje de regreso se inició a las 3h p.m. y a inmediaciones de la Isla de Flores se levantó una espesa bruma, que impuso por precaución la disminución de la marcha, perdiéndose por esta causa más de una  hora de camino fondeando en Montevideo a las 10h p. m.13

 


Un todavía desolado y casi desierto puerto de la Punta del Este dibujado por Frank Vincent en 1853. Montevideo, Museo Histórico Nacional.

En esa bajada a tierra en Maldonado, Ginori debe haber recogido la piedra que conservó como recuerdo del viaje, la cual está hoy guardada en una de las vitrinas en los depósitos del museo.

El 8 de Octubre de 1903 la cañonera explotó, hundiéndose frente a Montevideo. De esta forma se perdió un destacado navío de nuestra historia marítima. Actualmente, en el Museo Naval de Montevideo, se conserva el escudo nacional de madera tallada y policromada que se encontraba a bordo de la cañonera.

 


La cañonera hundida en el puerto, en 1903.

Treinta y dos años después de la catástrofe fallecía en la capital Antonio Ginori. La prensa uruguaya se hizo eco de su muerte, ya que “había sido una figura muy destacada entre los militares que actuaron en los últimos decenios del siglo pasado.14” Corría ya el año 1935.


Museo Histórico Nacional, Casa de Ximénez, Taller de investigación, conservación y restauración.

Texto Lic. Ernesto Beretta García.

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1- Esta pieza, como el resto de las pertenencias de la donación, fue limpiada y la etiqueta, que se encontraba parcialmente desprendida, fue despegada cuidadosamente, también limpiada y vuelta a pegar con un adhesivo neutro con el fin de conservar la integridad del objeto.

2- Pino, Alberto del, “Aportes para el estudio del cuadro de Juan Manuel Blanes “La Revista de 1885””, en Boletín Histórico del Ejército Nos. 283-286, Montevideo, 1992, p. 47.
De acuerdo a este autor, el título de la pintura “La Revista de 1885” es erróneo, ya que ese año no se realizó una parada militar de estas características, correspondiendo en realidad a la de 1884. Sin embargo una serie de datos lo conducen a afirmar que Blanes “aúna elementos históricos y simbólicos representando una revista militar efectuada el 25 de Agosto de 1884 aunque con elementos compositivos pertenecientes al año 1885.”, p. 49.
Las medidas de la tela son 6 x 4 m aproximadamente.

3- Pino, Alberto del, ob. cit. p. 55.

4- El empleo de la fotografía durante el siglo XIX como soporte para realizar pinturas o esculturas se afirmó paralelamente a la difusión de aquella técnica, a su popularización y al hecho de considerarla el “pincel de la naturaleza”, absolutamente fiel al mundo real. Ver Broquetas, Magdalena (coord.), Fotografía en Uruguay. Historia y usos sociales. 1840-1930, Montevideo, Centro de Fotografía, 2011; Ferdinand, Valentín, Relaciones entre fotografía y pintura en el Montevideo del siglo XIX, Universidad de la República, Facultad de Humanidades y Ciencias, 1989; Beretta García, Ernesto, “A la búsqueda del ‘vero’. Fotografía y bellas artes en Montevideo a mediados del siglo XIX.”, en Segundas Jornadas sobre Fotografía. Tema: la fotografía y sus usos sociales., Montevideo, Centro Municipal de Fotografía (CMDF), 2006, pp. 123-144.

5- Barrán, José Pedro, Historia de la sensibilidad en el Uruguay, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias-Banda Oriental, 1989 (dos tomos).

6- Datos sobre Bélinzon en Fernández Saldaña, José María, Diccionario uruguayo de biografías 1810-1940, Montevideo, Adolfo Linardi, 1945, entrada Bélinzon, Juan Tomás, pp. 164-166.

7- Bertocchi Morán, Alejandro “La cañonera General Rivera en el Estrecho de Magallanes”, en Revista de Marina, Año CXII, volumen 113, Nº 830, Chile, enero-febrero de 1996, p. 2 (del artículo).

8- Olivieri, Carlos, Aportes a la historia de la marina de guerra nacional, parte 1 “La época de las cañoneras”, Montevideo,  Academia uruguaya de historia marítima y fluvial, 2013.

9- Olivieri, Carlos, ob. cit. p. 21.

10- Bayley, Jorge, Apuntes y recuerdos marítimos de fin de siglo, Montevideo, Imprenta de Dornaleche y Reyes, 1900, p. 14.

11- Fernández Saldaña, José María, “La cañonera Gral. Rivera”, en suplemento dominical de El Día, Montevideo, 11  de marzo de 1934.

12-  “La cañonera General Rivera (de la Escuela al mar)”, en Ilustración Uruguaya, periódico quincenal editado e ilustrado por la “Escuela de Artes y Oficios”, Año II, No 16, Montevideo, 31 de Marzo de 1884, p. 267; ilustraciones a doble página en este número, pp. 264 y 265.

13-  Olivieri, Carlos, ob. cit., pp. 29-31.

14- Recorte de prensa con artículo sobre el fallecimiento de Ginori, s/d. MHN carpeta 2247.

Viernes 7 de Diciembre de 2018
Ministerio de Educación y Cultura