Un grupo de estudiantes de la Licenciatura en Historia de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, ha llevado a cabo un proyecto en acuerdo con el Archivo General de la Nación y el Museo Histórico Nacional para relevar la correspondencia de dos historiadores uruguayos, Juan Pivel Devoto y Pablo Blanco Acevedo. Los estudiantes, tutoreados por el Dr. Tomás Sansón, son integrantes del Espacio de Formación Integral ‘Fuentes y Archivos Para La Historia de la Historiografía Latinoamericana’. En el caso de la correspondencia de Pablo Blanco Acevedo, la tarea de relevamiento fue realizada en el Museo Histórico Nacional por Sebastián Carvalho, que participó en el estudio preliminar de los dos conjuntos documentales. 


El Dr. Tomás Sansón y equipo con el director del MHN, Andrés Azpiroz. 

Pablo Blanco Acevedo (1880-1935) tuvo una labor destacada en la constitución del relato historiográfico nacionalista clásico, que más adelante terminaría de modelar la producción de Pivel Devoto. Su colección ingresó al Museo Histórico Nacional en 1940 por legado testamentario 

La labor de relevamiento se focalizó en las cartas remitidas entre 1898 y 1935, período en el que, según el Dr. Tomás Sansón, “se registraron cambios profundos en las condiciones de producción de conocimiento histórico: renovación teórico-metodológica, ampliación del mercado editorial, surgimiento y consolidación de corporaciones académicas”. 

El cometido principal de este proyecto es crear un insumo heurístico que permita dar a conocer cómo se relacionaban profesionalmente e intelectualmente los historiadores en el desarrollo de la disciplina histórica.  Además, nace con la intención de difundirlo entre posibles interesados en la temática (estudiantes, cientistas sociales, agentes culturales, docentes, archivólogos, periodistas), ya que se trata de una serie de documentos escasamente frecuentados por investigadores nacionales e internacionales, pero con valiosa información para el estudio histórico.

La correspondencia de Pablo Blanco Acevedo

Entre las redes que construyó e integró Pablo Blanco Acevedo a través de su correspondencia, se pueden destacar las que tuvo con los historiadores argentinos. Entre estos se destacan integrantes de la llamada Nueva Historia, como Ricardo Levene y Emilio Ravignani a la cabeza, y los del revisionismo, en particular Martiniano Leguizamón, con el que tuvo una relación de amistad que trascendió lo estrictamente académico. Aparte de estos, podríamos mencionar a Guillermo Furlong. Este último, reconocido, entre otros, por sus aportes para el estudio del periodo colonial, pasó un tiempo en Montevideo en los inicios de la década de 1930. Con Blanco Acevedo se volvieron amigos, y el primero jugó un rol clave en la producción de varias obras de Furlong de estos años, como la La Catedral de Montevideo 1724-1930[1], que se publicó originalmente en la revista de la Sociedad de Amigos de la Arqueología, que ambos integraban. Fuera de Argentina hay que mencionar a Brasil. En este caso, el contacto más fluido lo mantuvo con historiadores de Rio Grande do Sul, como Helio Lobo y Alfredo Varela, que dedicaron esfuerzos para reivindicar a figuras y procesos de la historia de este estado brasileño, en particular la revolución de los farrapos del período 1835-1845. En el caso de Helio Lobo el contacto había comenzado con la llegada de un monumento al Barón de Maua en 1909[2]. Lobo integraba la comisión académica que acompañó al busto de este personaje de la diplomacia brasileña.


Pablo Blanco Acevedo. 

Este trabajo permitió apreciar el proceso de formación y consagración de un historiador como Pablo Blanco Acevedo, que se constituyó en mojón fundamental en la conformación del campo historiográfico uruguayo. Como nota anecdótica de su dedicación a la búsqueda y estudio de fuentes documentales, se puede citar a un corresponsal de Buenos Aires apellidado Ruth, de profesión ingeniero, que le advierte “Usted se está ahogando entre sus documentos”[3], aunque por supuesto los historiadores con los que mantuvo correspondencia recalcaron su ayuda imponderable para encontrar fuentes para los temas que investigaban y sus opiniones sobre los mismos.

El resultado del proyecto se puede consultar aquí. 

[1]FURLONG, Guillermo; “La Catedral de Montevideo 1724-1930”,  en Revista de la Sociedad de Amigos de la Arqueología, Nº 6, 1932, pp. 5-181.

[2]Ver MHNCL, APPBA, L. 1324, f. 5.

[3]Ver MHNCL, APPBA, L. 1324, f. 42.

Viernes 21 de Febrero de 2020
Ministerio de Educación y Cultura