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Noticias 2020

Plano del Río de la Plata según las últimas observaciones nuevamente hechas desde año de 1771 hasta el presente de 1774
Martes 21 de julio de 2020

Plano del Río de la Plata según las últimas observaciones nuevamente hechas desde año de 1771 hasta el presente de 1774


Sin datos de autor. Tinta, acuarela sobre papel. 37,8 x 28,4 cm. 1774
Escala gráfica de leguas marítimas de 20 al º (6 cm: 20 leguas)
MHN 21961, Colección Pablo Blanco Acevedo.

Con el cometido de fijar la “línea” divisoria  entre los dominios de uno y otro monarca, luego de la firma del tratado de Madrid de 1750 llegaron al Río de la Plata los comisarios demarcadores de límites españoles y portugueses. Junto a los astrónomos, ingenieros y geográficos que integraron esas partidas, llegaron nuevos instrumentos de medición y nuevos saberes en las prácticas del levantamiento de información sobre el terreno. La larga permanencia en la región de la mayor parte de los comisionados significó un estímulo a la producción cartográfica, realizada con el mejor instrumental disponible en esa época, que fueron utilizados también para cartografiar el Río de la Plata, como puede verse en este mapa.

La confección de un mapa como este exige realizar la navegación de las costas tomando medidas astronómicas, que también eran realizadas en tierra en algunos puntos. La medición de la latitud era relativamente sencilla, porque se contaba con astrolabios y sextantes, que a partir de la altura del sol o de la posición de las estrellas, permitían determinar la distancia a la que se encontraba un punto en relación al Ecuador. Determinar la longitud exigía medir con precisión el tiempo del desplazamiento entre un punto y otro de la tierra, y para ello no se podían usar las posiciones de los astros que eran fáciles de medir, como la altura del sol o de las estrellas en relación al horizonte. Por eso significó un gran desafío para los marinos y geógrafos, hasta la invención de los relojes de precisión en el último cuarto del siglo XVIII.

Durante las operaciones de medición se iban completando las tablas de latitud y longitud, para luego dedicarse al delineado de los mapas en superficies grilladas con coordenadas geográficas de meridianos y paralelos, que facilitaban la transformación de las medidas realizadas en el terreno en puntos sobre el papel. En este caso en el mapa no se indicaba cuál era el meridiano a partir del cual contabilizaba la longitud, pero sabemos que se trataba del meridiano de la Isla de Ferro, que antes de la adopción del Meridiano de Greenwich como meridiano de referencia de 1884, era muy utilizado en la cartografía ibérica. 

Las pequeñas dimensiones del mapa hacen pensar en que probablemente haya sido realizado con el objetivo de usarlo en la navegación. En el mapa se incluyó una rosa de los vientos con flor de lis indicando el norte, y se señalizaron los bancos de arena y las profundidades del Río de la Plata, para facilitar el ingreso a sus aguas desde el Atlántico.

Posteriormente, las tareas de mapeo del Río de la Plata continuaron. En 1781 llegaron a la región los integrantes de las partidas demarcadoras creadas por el Tratado de San Ildefonso (1777), por el que nuevamente se procuraba, sin éxito, fijar la “línea” entre los dominios españoles y portugueses. Llegaron también los integrantes de la Expedición de circunnavegación del mundo (1789-1794) dirigida por Alejandro Malaspina, que realizaron operaciones de reconocimiento en el Río de la Plata. A partir de la recopilación de todos esos trabajos, en 1812, finalmente, se imprimió un mapa en el Depósito Hidrográfico de Madrid, que recogía y sistematizaba las tablas de latitud y longitud y la cartografía que hasta entonces había circulado de forma manuscrita y reservada entre los funcionarios y marinos españoles. 

 
Ministerio de Educación y Cultura